En Japón una villa contemporánea que se asoma al océano reformula las reglas de la arquitectura con volúmenes inesperados y materiales auténticos.

De esta villa contemporánea con vistas al monte Fuji, proyectada por Ko Nakamura (Mosaic Design Inc.), sorprenden los volúmenes y la ligereza que transmite.

De aspecto casi zoomorfo, la estructura está subdividida en tres plantas caracterizadas por revestimientos distintos en los que cada uno es privilegiado con respecto a sus funciones: elevada sobre tres patas-pilares de cemento, parece suspendida como una casa en un árbol para disfrutar de la mejor vista.

Denominada precisamente Panorama House, porque sus grandes ventanales se asoman al océano y al monte Fuji permitiendo que la naturaleza japonesa entre en la casa, esta villa refleja el estilo nipón más contemporáneo con su esencialidad y escrupulosa atención a los materiales utilizados, en plena sinergia con el exterior. 

La planta baja de la casa —como se indica más arriba— consiste en un espacio abierto delimitado por pilares donde la materialidad del cemento se ve aligerada por el contexto: desde aquí se accede a la vivienda a través de un paralelepípedo de madera de pino, material que retoma el exterior del último piso.

Desde el punto de vista proyectivo la casa está “invertida”: en la primera planta, en efecto, hallamos la zona de noche, caracterizada por un exterior de cemento que actúa como una vaina de protección del espacio más íntimo de la casa. Dentro, en cambio, pavimento y paredes están revestidos por entero con paneles de madera compensada con una textura bien a la vista para subrayar su aspecto deliberadamente “no acabado” y por tanto la “veracidad” del material.

Pero es en la tercera y última planta donde esta vivienda revela plenamente la atención del proyectista por la búsqueda de materiales: es aquí donde se ubica la zona de día, un espacio abierto panorámico, de techo inclinado, con vistas al océano. En el exterior el volumen está revestido por entero con madera de pino natural, con terraza cubierta voladiza, casi simulando la cabeza de un animal.

Para conectar la zona de día y la terraza se ha empleado una única pavimentación con el objeto de generar continuidad y una perfecta sintonía entre el interior y el exterior: para este proyecto se ha elegido la colección de gres porcelánico efecto cemento creado específicamente para el proyecto, en el formato de 75×75 cm y el acabado Petrolio de aspecto casi de "lava" para evocar el contexto volcánico y los elementos naturales que rodean la villa.

Esta colección se distingue tanto por sus propiedades de alto rendimiento frente al desgaste y los agentes atmosféricos como por sus diversas capacidades expresivas en función de la tonalidad elegida, capaz de poner de relieve características diferentes en cada caso, como los reflejos tornasolados del metal, el desgaste de la resina o el aspecto desgastado del cotto.

El acabado Petrolio de pigmentación intensa y efecto casi “ajado” seleccionado para este proyecto establece un perfecto diálogo con el resto de los materiales, como la madera de pino que enmarca las ventanas y los paneles de cemento de fibra de madera que revisten el interior de toda la tercera planta, un material especial, altamente sostenible y con excelentes propieda des aislantes en lo térmico y en lo acústico.

Fotos: Kazutaka Fujimoto