“La única arquitectura interesante es la emocionante”, con esta frase de Enric Miralles que suscribe totalmente Octavio Mestre, empezó su charla en la que nos presentó con detalle dos de sus proyectos, la Casa Oller y la sede de Magic Box.

Quien no conozca a Octavio Mestre aprenderá en esta charla que es un arquitecto apasionado, un escritor prolífico y un pedagogo nato. El reconocido arquitecto, fundador del estudio OM arquitectos y con más de 150 obras construidas en diversos países, nos ofreció un breve repaso a su larga trayectoria, marcada también por la docencia, y por su faceta de escritor con una gran cantidad de libros publicados. 

Octavio nos presentó en esta sesión que tuvo lugar en nuestro showroom el pasado 27 de abril, la primera casa que construyó con 29 años, de la que aprendió mucho, y fue avanzando en el tiempo a través de otras muchas construcciones, como su propia casa de vacaciones, el edificio de Mútua Madrileña en Madrid o la sede del CERN en Ginebra. 

El arquitecto nos explicó con más detalle dos de sus proyectos. El primero, la reconstrucción de la Casa Oller, una finca existente de estilo modernista, que fue originalmente la Casa Guasch. En la reforma, se construyen el doble de los metros cuadrados y se añade un patio y una galería posterior. Un edificio que en un principio tenía que ser de oficinas pero acabó cambiando su uso a edificio de viviendas. La rehabilitación fue un trabajo minucioso y costoso, habiendo de recalzar todo el edificio y reforzarlo en su totalidad. En los acabados e interiorismos, se incluyeron elementos modernos en el diseño, pero de manera muy discreta, respetuosa con el edificio y con el estilo original. 

El segundo proyecto, la sede de Magic Box en Sant Cugat, abordaba el diseño de un edificio de oficinas en un solar triangular. Tenía que ubicar la sede corporativa del propietario y en una segunda parte otra sede para alquilar, con entrada independiente. El propietario quería un edificio que no tuviera estructura, sin pilares en el interior. El resultado fue un edificio que tiene “mordiscos”, aberturas en las fachadas que hacen llegar la luz hacia el centro, de manera que todas las oficinas tienen luz natural. La planta superior, que tiene una extensión de 600 metros, no tiene ni un solo pilar, realmente parece que flota.

Octavio acabó su intervención con una reflexión, que resume su forma de ver la arquitectura “Los arquitectos tienen la obligación de hacer una arquitectura emocionante y dejar un mundo un poquito mejor”.

Al finalizar la presentación, Marc Barreno, director de marketing y ventas de Barinsa/ Bariperfil nos presentó los pavimentos y revestimientos de su empresa, y cómo los podemos utilizar para hacer reformas sin hacer obra o minimizarlas al máximo posible. A continuación, Laura Ibañez, responsable de la división Saint Honoré contract, nos habló de las claves del confort, con dos firmas de revestimientos acústicos que ellos comercializan. 

Después de las preguntas del público, pasamos al habitual coffee networking para concluir la actividad.